domingo, 27 de marzo de 2011

¿Quemar los libros? Autorizado excepcionalmente




Desde que leí "Fahrenheit 451" del gran Ray Bradbury que me ha quedado esa imágen de la quema de libros (Otro caso famoso es el del Quijote y la incineración de sus novelas de caballería). Por supuesto, no desconozco que en la dictadura chilena y en otras (de izquierda, derecha, etc) también sucedió este hecho criminal desde el punto de vista intelectual.
Es criminal por cuanto quemar un libro es hacer arder la forma de pensar de una persona y a renglón seguido,es arrebatarle la libertad, quizás cuestión aún más terrible que quitarle la vida porque una vida de opresión, en definitiva, no es vida.

De hecho en mi casa no botamos los libros, ni menos, por supuesto, los quemamos. Y así tengo textos de autores que no me interesan en lo más mínimo, pero siguen ocupando espacio, porque escribieron una obra que, en una de esas, leeremos en el futuro (como ha pasado con algunos).

Pero, existe sólo una ocasión donde está permitido quemar (en tiempos modernos, echar a la papelera de reciclaje) un libro u hojas de libros. Y ese momento es el producido por la insatisfacción del autor del mismo.
Seguramente los que escriben lo habrán hecho alguna vez. Se deshace uno de un texto que le suena poco original, copia de algún grande, poco coherente o simplemente, con gusto a nada.
El autor lo quema, lo tira, se deshace de el, porque no está a la altura de lo que él mismo quiere para su obra. Se supone que la cuestión es avanzar y no retroceder cada vez que se escribe algo.



Lo ha contado Ernesto Sábato más de una vez: él quemó varias de sus novelas porque las consideraba derechamente malas o no le causaban gozo. Las que se salvaron (reales obras maestras) fueron por obra y gracia de su santa esposa quien creyó ciegamente en el talento inigualable de su amado esposo.

¿Y qué ocurre con los que no publicaron en vida sino sólo una parte de su obra? ¿Qué pasa con la restante que fue objeto de la crítica mas ardua de su autor?

Existen autores que sólo después de muertos, sus obras vieron la luz de la publicación. Ahí está el caso de Kafka quien se desempeñó como abogado en una oficina de seguros durante su vida, pero escribió maravillosas obras en sus horas libres. Antes de morir,le señaló a su amigo Max Brod que no las publicara. ¿Qué hizo el amigo? Las publicó. ¿Bueno o mal amigo?

El otro caso, de reciente aparición, es el de Cortázar y la obra "Papeles inesperados". Allí encontramos cartas, pensamientos, ensayos, algunas adiciones al libro "Un tal Lucas", etc etc. ¿Quería Cortázar publicarlos y la muerte lo pilló divagando? O, ¿sólo quería publicar unos y otros no? La duda quedará. O también sus "Cartas a los Jonquieres" (amigo de toda la vida), obra publicada el 2010 (a 26 años de su muerte) que reúne la correspondencia entre Cortázar y Eduardo Jonquieres. Conocida era la predilección del escritor argentino por "escribir" cartas a sus amigos antes de dormir. Digo "escribir" porque lo que hacía Cortázar era pensar en largas cartas dedicadas a ellos y que al final no escribía, venciéndolo el sueño. ¿Son las cartas a amigos dignas de ser publicadas? ¿Es un género literario aquel y que demuestra algo del autor no visto antes? ¿Quería él que se supiera de aquella rica intimidad que se da entre amigos?

Hoy ocurre lo mismo con los diarios del peruano Julio Ramón Ribeyro. Hay ingente cantidad de material que el peruano escribió y que hoy su viuda, al menos pone en duda para publicar. Su hijo señala que su padre era muy estricto con lo que se publicaba y ,por ende, si no dio a conocer en vida esa parte de su relato personal cotidiano, entonces quizás el autor no quería hacerlo nunca.
Más cercano el caso de Roberto Bolaño. Cuenta un amigo de él (Porta) que un día lo llamó desesperado porque estaba escribiendo "Los detectives salvajes" y se le estaba haciendo tan difícil su escritura que estaba pensando quemarla entera. Porta fue rápidamente a su hogar y lo encontró feliz de la vida y yendo a cenar con su amada. Por otro lado, ahora salió a la luz una novela intitulada "Los sinsabores del verdadero policía". Dicen los críticos que es una obra menor, pero que deja entrever algunos caminos por los cuales, luego el escritor transitó, en "Los detectives salvajes" y "2666".




La pregunta es obvia: ¿se deben publicar aquellos papeles, documentos, novelas, cuentos, pensamientos, etc, que están perdidos en una bodega, computador o en un cajón de un autor? El resultado siempre es dispar. En algunos casos nos sirve para saber más de la obra del autor (ahí tenemos las cartas de Cortázar) pero en otras definitivamente de no publicarse el mundo pierde una valiosa pieza de arte (ahí tenemos "El proceso" de Kafka o las novelas de Sábato).
La cuestión se complica en estos días de tecnología. ¿Qué pasa con los mensajes en Facebook, las publicaciones en muros, los tweeteos, los blogs, etc? El universo del escritor puede llegar al infinito. ¿Habrá que conocer todo del escritor? Ud decide.

pd: Pero como en este mundo hay de todo, existen otros escritores que hasta publican sus discursos de cuarto medio (García Márquez en "Yo no vengo a decir un discurso".
Como ven, hay de todo en todos lados.

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